Como la mayoría de los pueblos orientales, China, la cuna del confucionismo, concede un lugar primordial al culto a los antepasados y el respeto a la figura de los ancianos quienes mantienen viva la tradición y son portadores de la sabiduría. Por esta razón, a su muerte, cada anciano pasaba a formar parte de los ancestros.
Las familias chinas que practicaban esta religión o creencia tenían en sus hogares pequeños altares en los que veneraban a sus antepasados. Era un rito el momento de la comida en la que los mayores de la familia ofrecían a sus muertos unos granos de arroz y un poco de vino, teniendo como respuesta a este acto la bendición que daba prosperidad, felicidad y fortuna. El no venerar a los ancestros podía ser causa de enfermedades y toda clase de males.
Para los confucionistas, los que morían pasaban en cuerpo y alma al mundo de los espíritus en los que vivían eternamente. Ante esta condición, debían ser enterrados con sus pertenencias, además de comida y todo lo que era necesario en su vida cotidiana. Los emperadores, por ejemplo, necesitaban de la protección de sus soldados, armas y objetos de valor. Por eso se han encontrado en numerosas tumbas chinas esta clase de objetos.
Actualmente en las grandes ciudades son pocos quienes siguen este ritual,mientras que en las zonas rurales aún se conserva arraigado el culto a los ancestros o antepasados.
Gones chinos en los templos confucionistas |
Los gones: instrumentos musicales cuyo tañido o sonido presiden todas las ceremonias y celebraciones religiosas |
No hay comentarios:
Publicar un comentario